Lo dijo ayer , en el Congreso, Rosa Díez y lo comparten la mayoría de los españoles: La expulsión de las marcas de ETA de las instituciones sólo depende de la voluntad política del Gobierno.
Tal y como permite la ley (y se hizo en Marbella, por ejemplo) se puede impedir que continúe el asalto de los terroristas a los cargos y los dineros públicos. Y se debe hacer inmediatamente so pena de pensar que hay cálculos electoralistas del PSOE, más allá de la elemental justicia que supone impedir que los asesinos paguen sus armas con nuestro dinero.
Podremos obviar que fueron esos cálculos perversos, del Ejecutivo y su Fiscal General, los que permitieron que ETA mangonee en algunas localidades y utilice esos cargos para matar, extorsionar y señalar objetivos. Pero no podremos dejar de acusar a ese Gobierno si vuelve a haber un asesinato como el de Azpeítia y siguen sus aseinos dirigiendo la Casa Consistorial.
No valen excusas ni aplazamientos.
El Guadalquivir 
campaña de propaganda de Eta, en vez de anunciarse por la televisión que es caro, con dos balas ponen en ascuas a todos los empresarios que en el País Vasco se niega a subvencionar a terroristas. ¡que barato resulta intimidar¡
Y ahora el gobierno en respuesta a las peticiones sensatas de expulsarlos, dice que lo pensará, que hay que buscar legalmente material. ¡Qué desfachatez¡ ¿Quién sino ellos, el Psoe, metió a los terroristas en las instituciones?, ¿quien les dió cinco años de tregua, un enorme poder y cantidades ingentes de dinero para manejar?. Y sobre todo posibilidad de intimidar en los ayuntamientos, de acobardar, de amenazar, de aplastar a los partidos que no son nacionalistas.
Hay que pedirle al psoe cuentas de este desmán en las elecciones vascas.
La negativa zapateril a desalojar a ANV de los Ayuntamientos, “hasta después de las elecciones vascas”, ha desvelado el embuste del presidente del Gobierno. Varios editoriales del diario El Mundo han demostrado que, jurídicamente, el Gobierno puede hacer la operación. No va adelante por el pacto del presidente con el PNV y, tal vez, por la negociación que mantiene de forma encubierta con Eta.